jueves, 8 de marzo de 2007

MASCULINIDAD Y PODER: EL PATRIARCADO

Extracto de un texto académico elaborado en un principio por Idsa. E. Alegría-Ortega y Eduardo J. Rivera-Medina. El texto es una introducción a la obra de varias autoras y autores “Género y poder: Vida cotidiana y masculinidades”. Este texto fue publicado en la Review Essay Centro Journal, VOLUME XVII, NUMBER 2.En los ensayos de investigación de ciencias sociales antes de entrar en el estudio concreto se contextualiza hablando del estado de la cuestión para centrar un poco los conceptos que han servido como marco al estudio. Aquí he encontrado una introducción a los conceptos relativos al patriarcado que me viene que ni pintada para este blog!

Género.
El termino “género” provee una visión más amplia sobre cuales son las expectativas y responsabilidades de los hombres y las mujeres en la sociedad, pero también nos habla de cómo se distribuye el poder. El género se refiere a la construcción social de los roles sociales, y por tanto, define lo que es ser hombre o mujer en el contexto de la cultura especifica. El sexo, por su parte, es el referente de las diferencias biológicas entre las personas. Los roles de género de penden de la cultura y están atravesados por factores como la raza, la edad y la clase social de los individuos en cuestión. Por lo tanto, las feminidades y masculinidades no son una “condición natural” al ser humano. Las investigaciones sociales contemporáneas sobre las masculinidades y las feminidades muestran una amplia gama de posibilidades de ser hombre y de ser mujer. […] Joan Scott “… los conceptos de género estructuran la percepción y la organización concreta y simbólica de toda la vida social”.

Poder.
La forma en que se distribuye y se ejerce el poder en la sociedad está mediada, entre otras características, por la raza, la clase social, la orientación sexual y el género. En este ensayo nos referimos particularmente al poder de género, es decir, al dominio y subordinación de los hombres sobre las mujeres y sobre otros hombres considerados débiles u homosexuales. Esta relación de poder se expresa tanto en el plano público como en el privado de la sociedad en cuestión, de forma que es prácticamente imposible hablar de los hombres y de la masculinidad sin referirnos al poder.

El poder y sus usos es una de las características aprendidas por los hombres como inherentes a su masculinidad. Desde muy temprana edad a los niños se les enseña y se les exige ser dominantes, decididos, controladores; se les solicita actuar de forma independiente y a no expresar sus sentimientos más tiernos, lo cual es una expresión del modelo hegemónico de masculinidad. La socialización de género hace que los hombres aprendan sobre el poder y lo ejerzan como un derecho inherente a su masculinidad.

En la sociedad, como resultado de las atribuciones de poder, es decir, mediante la autoridad y el control, los hombres determinan las responsabilidades y deberes de las mujeres y de otros hombres, considerados débiles, afeminado u homosexuales. […] En la vida familiar o espacio privado, al hombre se le asigna el rol de proveedor, por tanto de sostén económico de la familia. Esto le permite atribuirse unos comportamientos particulares y ejercer el poder en el interior de su familia como un derecho y responsabilidad primordial. A las mujeres se les asigna la responsabilidad de la reproducción, la procreación y el cuidado de los niños, en un rol de subordinación al patriarca familiar a y a su poder. En el espacio público el hombre domina las instituciones políticas y económicas, ejerciendo su autoridad y control en el ámbito del poder social.

La dominación masculina de ambas esferas se denomina patriarcado. Esta es un estructura que todavía persiste a pesar de las fisuras que pueda representar el aumento de mujeres educadas en diferentes profesiones, en el mercado de empleo y de mujeres jefas de familia. A lo que habría que añadir los derechos adquiridos por las mujeres durante el último cuarto del siglo XX. No obstante, el ejercicio del poder de los hombres sobre las mujeres […] no es algo monolítico […] los hombres no son un grupo homogéneo y, por tanto, no todos los hombres son igualmente poderosos. […] Hay que diferenciar entre el poder institucional y la experiencia subjetiva de poder, ya que el poder es fluido, dándose circunstancias en la que los hombres no se sienten o no son poderosos. El poder es un elemento de la estructura y la organización social, lo que Focault (1979) llama micropoder porque no se posee, sino que se ejerce. El poder se ejerce sobre aquellos considerados débiles, como las mujeres o los homosexuales. En fin, se ejerce el poder porque se poseen ventajas y privilegios sobre otras personas en la sociedad, aunque esas experiencias de poder sean contradictorias.